¿Le gustaría saber que riesgo tiene de padecer un infarto?
La 'calculadora Framingham' es una de las herramientas utilizadas por los médicos en la actualidad para saber el riesgo aproximado que tienen los pacientes de sufrir un infarto de miocardio utilizando datos como la tensión arterial, el colesterol, la edad y otros factores de riesgo. Pese a estar basada en datos de población americana se ha demostrado también su utilidad en población española.
El riesgo cardiovascular establece la probabilidad de presentar un episodio cardiovascular (fundamentalmente un infarto o una trombosis) en un periodo de tiempo, generalmente 5 a 10 años. El cálculo es interesante desde un punto de vista clínico porque permite valorar el riesgo en cada paciente y evaluar de una manera eficiente como se puede reducir dicho riesgo al introducir un tratamiento (por ejemplo un antihipertensivo o para bajar el colesterol) u otra medida preventiva (dejar de fumar). Para calcular el riesgo se deben incluir los siguientes datos: edad, sexo, cifra de colesterol total y de colesterol HDL, tensión arterial sistólica, si el paciente fuma, si es diabético o si tiene el tamaño del corazón es mayor de lo habitual según los datos obtenidos en el electrocardiograma. Con ello la calculadora dirá el riesgo de tener un infarto de miocardio o una angina de pecho en los próximos 10 años comparando además con el riesgo que tiene la población general de la misma edad y sexo La calculadora tiene sus limitaciones, puesto que no valora factores de riesgo como la obesidad o la historia familiar de enfermedad coronaria entre otros, sin embargo es útil porque identifica pacintes de riesgo alto que merecen una atención o intervención intensa y temprana, y sirve para motivar a los pacientes en el cumplimiento de las medidas higiénico-dietéticas y farmacológicas así como para modular la intensidad de los esfuerzos en el control de los factores de riesgo cardiovascular según la evolución del riesgo a lo largo del tiempo. Existían dudas sobre la utilidad de esta calculadora en nuestro medio, pues algunos autores consideran que se 'sobreestima' el riesgo en las poblaciones mediterráneas, es decir que la calculadora dice que el paciente tiene un riesgo superiro al real. Para establecer su utilidad en nuestro medio un grupo de investigadores del Hospital General Universitari Vall d´Hebron de Barcelona han llevado a cabo un estudio en el que se incluyeron 138 pacientes con un evento coronario (infarto o angina de pecho) y 223 pacientes sin evento. Se calculó el riesgo que predecía la calculadora y se comprobó que la calculadora clasificaba de forma correcta al 70% de los pacientes.Los autores concluyen que, a falta de datos en nuestra población los médicos españoles pueden utilizar la calculadora Framingham para seleccionar grupos de pacientes a los que se les debe proponer estrategias de prevención en función de su riesgo: por ejemplo un paciente de 43 años con 280 de colesterol total, con un colesterol HDL de 39 y una tensión sistólica de 150 mmHg tiene un 18% de posibilidades de tener un evento coronario en los próximos 10 años si fuma. Dejar de fumar haría que el riesgo se redujera al 10%. La calculadora no permite diagnosticar por anticipado la aparición de un episodio coronario agudo en un sujeto concreto, en prácticamente ninguna enfermedad se puede pronosticar con exactitud el riesgo individual, pero si se puede decir que en la medida en la que la aparición del episodio pueda depender de factores modificables podremos hacer algo para intentar reducir el riesgo. Con todo siempre se hablara de probabilidades, habiendo pacientes con múltiples factores de riesgo que nunca padecerán un infarto, mientras que otros, sin ningún factor de riesgo de los que incluimos en las tablas, si lo tendrán.
La 'calculadora Framingham' es una de las herramientas utilizadas por los médicos en la actualidad para saber el riesgo aproximado que tienen los pacientes de sufrir un infarto de miocardio utilizando datos como la tensión arterial, el colesterol, la edad y otros factores de riesgo. Pese a estar basada en datos de población americana se ha demostrado también su utilidad en población española.
El riesgo cardiovascular establece la probabilidad de presentar un episodio cardiovascular (fundamentalmente un infarto o una trombosis) en un periodo de tiempo, generalmente 5 a 10 años. El cálculo es interesante desde un punto de vista clínico porque permite valorar el riesgo en cada paciente y evaluar de una manera eficiente como se puede reducir dicho riesgo al introducir un tratamiento (por ejemplo un antihipertensivo o para bajar el colesterol) u otra medida preventiva (dejar de fumar). Para calcular el riesgo se deben incluir los siguientes datos: edad, sexo, cifra de colesterol total y de colesterol HDL, tensión arterial sistólica, si el paciente fuma, si es diabético o si tiene el tamaño del corazón es mayor de lo habitual según los datos obtenidos en el electrocardiograma. Con ello la calculadora dirá el riesgo de tener un infarto de miocardio o una angina de pecho en los próximos 10 años comparando además con el riesgo que tiene la población general de la misma edad y sexo La calculadora tiene sus limitaciones, puesto que no valora factores de riesgo como la obesidad o la historia familiar de enfermedad coronaria entre otros, sin embargo es útil porque identifica pacintes de riesgo alto que merecen una atención o intervención intensa y temprana, y sirve para motivar a los pacientes en el cumplimiento de las medidas higiénico-dietéticas y farmacológicas así como para modular la intensidad de los esfuerzos en el control de los factores de riesgo cardiovascular según la evolución del riesgo a lo largo del tiempo. Existían dudas sobre la utilidad de esta calculadora en nuestro medio, pues algunos autores consideran que se 'sobreestima' el riesgo en las poblaciones mediterráneas, es decir que la calculadora dice que el paciente tiene un riesgo superiro al real. Para establecer su utilidad en nuestro medio un grupo de investigadores del Hospital General Universitari Vall d´Hebron de Barcelona han llevado a cabo un estudio en el que se incluyeron 138 pacientes con un evento coronario (infarto o angina de pecho) y 223 pacientes sin evento. Se calculó el riesgo que predecía la calculadora y se comprobó que la calculadora clasificaba de forma correcta al 70% de los pacientes.Los autores concluyen que, a falta de datos en nuestra población los médicos españoles pueden utilizar la calculadora Framingham para seleccionar grupos de pacientes a los que se les debe proponer estrategias de prevención en función de su riesgo: por ejemplo un paciente de 43 años con 280 de colesterol total, con un colesterol HDL de 39 y una tensión sistólica de 150 mmHg tiene un 18% de posibilidades de tener un evento coronario en los próximos 10 años si fuma. Dejar de fumar haría que el riesgo se redujera al 10%. La calculadora no permite diagnosticar por anticipado la aparición de un episodio coronario agudo en un sujeto concreto, en prácticamente ninguna enfermedad se puede pronosticar con exactitud el riesgo individual, pero si se puede decir que en la medida en la que la aparición del episodio pueda depender de factores modificables podremos hacer algo para intentar reducir el riesgo. Con todo siempre se hablara de probabilidades, habiendo pacientes con múltiples factores de riesgo que nunca padecerán un infarto, mientras que otros, sin ningún factor de riesgo de los que incluimos en las tablas, si lo tendrán.
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